El término Alienación viene del latín, alienus, que significa“ajeno”, por lo que un hombre alienado es un hombre ajeno
a sí mismo,
es un hombre que pone su esencia en las ideas religiosas y se olvida
de sí mismo.
El concepto de alienación aparece en
la historia del pensamiento forjado por
Hegel y utilizado con pluralidad de sentidos en su Fenomenología del Espíritu. La alienación, para
Hegel, es el camino a través del
cual el Espíritu se hace sujeto; es el momento negativo del despliegue del Espíritu; es el movimiento de la
historia en la que el sujeto se
realiza. Algunas veces, el término ha sido utilizado para referirse al «desgarramiento»religioso y político del hombre,
por lo que para Hegel el concepto de alienación posee un carácter positivo.
Feuerbach
plantea el problema de la alineación en su obra "La esencia del
cristianismo", en el contexto de la explicación del origen y naturaleza de
la religión: “El ser humano no es el producto de los dioses, sino más bien lo
contrario, los dioses son el producto de los seres humanos.”
Lo que Feuerbach ha hecho
es sustituir la idea de la Idea por la
idea de Hombre. (Ateísmo humanista),
usa la dialéctica como ley del desarrollo humano, igual que Hegel la usó como
ley de desarrollo histórico o de desenvolvimiento de la Idea:
1. El Hombre en sí. (Que no se conoce)
2. El Hombre fuera de sí. Se proyecta a sí
mismo, perfeccionado, al exterior, e inventa a Dios, un Ser Superior al que se
subordina. Queda alienado por la religión.
3. El Hombre para sí. Ha descubierto, “al
verse desde fuera”, que los atributos que le daba a Dios son sus propios
atributos. Al conocerse a sí mismo, y con ello la raíz de su alineación, la
hace desaparecer.
La religión es una invención
de los seres humanos, el resultado de aplicar atributos trascendentes al mundo
conocido, al mundo material y sensible, la duplicación trascendentente de este
mundo terrenal.
Una vez creado
ese mundo trascendente de la religión, se produce una extraña inversión, por la
que se intercambian los papeles del
creador y de la criatura, que da
lugar a la alienación religiosa.
En el caso del cristianismo,
pues, resulta que no es Dios quien crea al ser humano, sino el ser humano quien
crea a Dios. Ahora bien, una vez creado Dios, los seres humanos no lo ven como
su propia imagen, sino que lo conciben como algo superior, hasta el punto de
invertir completamente la relación de semejanza, creyéndose ellos imagen de
Dios, y terminando por someterse a él, surgiendo así la “Ideología religiosa”.
Pues bien, es
en ese sometimiento en donde se consuma la alienación, la enajenación del ser
humano, en la medida en que supone la pérdida de sí mismo, la renuncia a su
propia naturaleza en favor de la de un ser ajeno.
De este modo el
ser humano se convierte en algo extraño para sí mismo, en un ser alienado. El
producto de su objetivación se le impone como la verdadera y única realidad, a
la que debe someterse, viéndose obligado a vivir "para otro".
Una vez centrada la
atención en los hombres, Feuerbach se da cuenta de que las cualidades con que
éstos pintan a los dioses son precisamente las que ellos desean para sí, y que
las características con que imaginan el “otro mundo” son exactamente las que
echan en falta de éste. Dios es inmortal y todopoderoso.
En el “cielo”reinan la
justicia, la abundancia, la armonía, la permanencia... todo aquello de lo que
se carece en la tierra. Todas estas ideas de seres y mundos inmateriales no son
más, entonces, que ilusiones que tienen los hombres como compensación a las
miserias y desgracias de este mundo.
El origen de la religión es
completamente psicológico, la razón de la existencia de las ideas religiosas
hay que buscarla en el mecanismo de la mente humana que inventa mundos y seres
maravillosos para compensar el sufrimiento real.
A
diferencia de Feuerbach, quien aborda al hombre de forma abstracta e
individual, Marx lo hace de manera concreta, es decir, tomando en cuenta sus
relaciones con la naturaleza y con los demás hombres y que conllevaría
finalmente a la estructuración de los modos de producción.
Marx, heredero intelectual de Hegel,
no sólo transforma la dialéctica hegeliana
invirtiéndola, sino también transforma —en sus Manuscritos económico-filosóficos de 1844— el
concepto de alienación dándole un
nuevo sentido y alcance, Marx reúne e integra
los conceptos de Religión y Economía, en donde la religión es adoptada como un
medio de explotación económica; Marx señala que si no existiera la miseria y el
caos en el mundo humano ya no habría porque recurrir a la religión como un
medio de salvación.
Para Marx la
religión no es algo constitutivo del ser humano (algo natural en el hombre). La
religión viene a justificar ideológicamente al sistema capitalista en la medida
en que la liberación que propone la religión cristiana no se lleva a cabo
mediante la transformación de las estructuras sociales.
La religión
supone una forma de alienación, dado que se caracteriza por la resignación, la
justificación trascendente de la injusticia social y la compensación en el
cielo de la sociedad opresiva en la tierra.
Hegel vincula el proceso de
desalienación con una tarea de la filosofía,
Feuerbach, con una lucha contra la religión; para Marx es fruto de una praxis, y no de cualquier praxis, sino de la
praxis revolucionaria.
La religión es un sistema ideológico
caracterizado por un conjunto de creencias, actividades e instituciones que se
basan en la fe, en una fuerza sobrenatural, es una falsa conciencia, una
representación inadecuada de la realidad a fin de que los explotados consideren
naturales y por tanto justificables e inevitables sus condiciones de vida:
“siempre han habido ricos”, “es natural que el amo se lleve una parte de la
cosecha: es el dueño de la tierra, al fin y al cabo”, son expresiones que
manifiestan la aceptación de la ideología dominante por parte de los dominados.
Finalmente se podría decir que,
el hombre hace la religión, la religión no hace al hombre. Pero el hombre no es
un ser abstracto, agazapado fuera del mundo. El hombre es su propio mundo, Estado,
sociedad; Estado y sociedad, que producen la religión, como conciencia
tergiversada del mundo, porque ellos son un mundo al revés.
Trujillo. 26 de Marzo de 2013
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